Directiva europea sobre Due Diligence en materia de sostenibilidad empresarial: qué significa para las empresas y sus cadenas de suministro

Jacky Marolleau, director de Ventas para el Sur de Europa de Manhattan Associates

La Directiva europea sobre la Due Diligence en materia de sostenibilidad empresarial (CSDDD), validada en diciembre y aprobada por los Estados miembros el 15 de marzo, marca un cambio significativo para las empresas que operan en Europa. A pesar de los desafíos y las impugnaciones iniciales por parte de Alemania y Francia, el acuerdo final se alcanzó, y la directiva deberá adoptarse en junio, con una implementación gradual a partir de 2027.

Esta directiva impondrá amplios y rigurosos requisitos a las empresas, obligándolas a revisar y adaptar sus prácticas de sostenibilidad. Pero ¿qué implican exactamente estas nuevas obligaciones? ¿Y cuáles serán las consecuencias de no cumplirlas?

En primer lugar, la CSDDD puede considerarse una ampliación de la Directiva sobre los informes de sostenibilidad. Mientras que esta última pretende estandarizar la información y los datos ASG de las empresas, la CSDDD se dedica a la supervisión y mejora de sus prácticas respecto a los derechos humanos y a la protección del medio ambiente. En resumen, la CSDDD obliga a las empresas a rendir cuentas del impacto de sus actividades en estos dos aspectos fundamentales.

En segundo lugar, estas nuevas obligaciones se aplicarán en un ámbito muy amplio: la propia empresa, pero también en toda su cadena de suministro, es decir, todos sus proveedores y comerciales. En la práctica, esto significa que las empresas deben prever la necesidad de cartografiar toda su cadena de suministro, realizar evaluaciones de riesgos, compartir los resultados con sus distintos socios e informar sobre ellos. Si se descubre que los proveedores incumplen la normativa, es su responsabilidad actuar para remediar la situación, con la pena de una orden de cumplimiento y multas de hasta el 5% del volumen de negocio.

Esto significa también que, aunque no estén directamente afectadas por las obligaciones de la Directiva —que se aplica a las empresas con un volumen de negocio superior a 450 millones de euros y más de 1.000 empleados—, las pymes lo estarán por asociación.

Visibilidad y colaboración en la cadena de suministro

¿Han esperado los grandes grupos y líderes internacionales a esta nueva directiva para hacer más sostenibles sus cadenas de suministro? No, porque son las empresas las que dictan las decisiones estratégicas y operativas. Los consumidores, y sobre todo las generaciones más jóvenes, están cada vez más atentos a los aspectos medioambientales y al respeto de los derechos humanos en su comportamiento de compra, y las empresas lo han entendido muy bien.

Así, las organizaciones están respondiendo a estas expectativas reduciendo su impacto y adaptando sus cadenas de suministro, en particular mediante el uso inteligente de los datos y una colaboración cada vez más eficaz con sus proveedores; y, sobre todo, trabajando para optimizar los pedidos y los envíos, definiendo los mejores planes de transporte y gestionando mejor las devoluciones.

Hacer que las cadenas de suministro sean más sostenibles significa ante todo volverlas más eficientes. En realidad, estos dos aspectos van a menudo de la mano: convertirse en una empresa más sostenible conlleva a menudo ahorros y aumentos de eficacia considerables. Y, desde hace varios años, los grandes grupos están inmersos en este proceso de optimización global con sus proveedores, gracias en gran parte a procesos de seguimiento, previsión y colaboración cada vez más precisos, facilitados por soluciones unificadas.

Un efecto de arrastre positivo

¿Qué aporta el CSDDD? Ante todo, es una herramienta jurídica. Para las empresas europeas, supondrá principalmente costes y procedimientos adicionales, que podrían penalizarlas a corto plazo en términos de competitividad frente a las empresas de fuera de Europa. No debemos mirar esta nueva directiva con cortoplacismo, y es que la intención es buena, y la directiva es lo correcto si nos tomamos en serio la RSE y los ASG a nivel paneuropeo.

Quizá una de sus principales virtudes sea su efecto de goteo. Al obligar a las empresas a aplicar y supervisar los requisitos de la Directiva en todo su ecosistema, las cadenas de suministro tendrán que acelerar la eficiencia y la responsabilidad medioambientales. Porque, una vez más, sólo siendo más eficientes y transparentes las cadenas de suministro serán más sostenibles y equitativas.